viernes, 27 de enero de 2012

Cuando besé a un hombre por primera vez


En el mundo de los homosexuales, hoy en día es muy común andar vagando por Internet en busca de conocer gente con la misma orientación sexual y los mismos intereses. Es una forma fácil de poder contactar personas y además es rápido y con pocos riesgos ( en primera instancia) ya que es anónimo.

En mi casa comenzamos a conectarnos a Internet en el año 1999, año en el cual, acá en Argentina, no era muy común que las personas tuvieran conexión en sus casas. Al principio no había caído en la cuenta de que era una puerta abierta al mundo, y menos que menos, al mundo de la homosexualidad. En los primeros meses buscaba fotografías de personajes conocidos y las imprimía para pegar en carpetas o cuadernos y tenia una cuenta de mail en un servidor que se llamaba Latinmail, que la verdad no se si existe aún.

A lo largo de los años, me interiorizaba más en el tema de Internet y cada día me interesaba más. Cierta tarde entré de casualidad a una pagina de Internet acerca de sexo. Tengo muy difusos los recuerdos, pero estoy seguro que, muy aburrido y sin entusiasmo, miraba fotos de mujeres. En ese entonces yo tenia 13 años y estaba en plena etapa de desarrollo, en plena pubertad, por lo que mis hormonas hervían. Pero hervían de distinta forma que mis amigos... porque yo ya había elegido. Yo quería estar con hombres.

Fueron pasando los años y poco a poco empecé a mirar fotos de parejas heterosexuales manteniendo sexo, y luego de hombres desnudos y por ultimo de hombres manteniendo sexo con hombres. Fue como un andar progresivo en la red... pero el día que descubrí que podía chatear con personas de verdad, de carne y hueso con los mismos intereses que yo y la misma orientación sexual, aquella forma de buscar un contacto onirico con los hombres expresada en fotos eróticas, se disolvió.

Al principio entraba a salones de chats en donde había alrededor de 100 personas charlando. Algunos buscaban sexo, otros amistades, otros simplemente perder el tiempo, otros eran habitué del sitio y charlaban toda la noche entre ellos, y también había nicks extraños que nunca se sabia qué buscaban ni por qué estaban ahí. Durante muchos años me dediqué a mentir. Digamos que mi estadía en ese lugar era solamente para tener contacto con hombres y fantasear en mi cabeza lo que se hablaba... siempre me conectaba, buscaba a algún chico y hablaba con él un buen rato inventandole un personaje que no existía. Con el solo hecho de conocer la vida de alguien y que me contara alguna experiencia, yo ya estaba satisfecho!

Una vez, en una de esas tantas noches que pasaba en la red conociendo personas y utilizando una identidad falsa, descubrí a un chico que me caía bien. Se llamaba Gabriel y tenia 19 años. Yo estaba rondando los 16. Hablar con él me hacia muy bien, ya que había encontrado a una persona que no tenia mucha diferencia conmigo en edad y que a su vez, a pesar de tener mucha mas experiencia que yo, relataba historias con sentimientos que se parecían mucho a los mios. La verdad es que a él también le mentía, pero en menor grado, ya que le había dado mi verdadera identidad y hablaba con mis verdaderos sentimientos... y él, comenzó a moverme los sentimientos. Ya no pasaba por un tema de hormonas o de aventuras, de a poco empezaban a jugar los sentimientos. Y fue entonces que me di cuenta, que se podía hablar en serio.

Siguió pasando el tiempo y seguí conociendo personas... mis mensajeros instantáneos se llenaron de contactos. Personas de todo tipo, de todas las edades, de todos los lugares. Chateaba con mi verdadera identidad y practicamente no mentía... me gustaba, lo disfrutaba, aprendía... pero había algo de lo que tenia certeza: con ninguna de de esas personas me iba a encontrar; las relaciones que se formaban, algunas veces, eran estupendas... pero cada vez que por parte del otro salía la iniciativa de invitarme a tomar algo, al cine o a salir, automaticamente desistía y la relación con ese chico cambia totalmente... en realidad se volvía nula. Yo sabía perfectamente, cada vez que hablaba con alguien, que nunca iba a llevarse a cabo un encuentro. Quizás por miedo, quizás por negación a mí mismo, quizás por muchas otras cosas, pero lo sabía.

Paralelamente a ello, mis ganas de estar con una persona de mi mismo sexo crecía; y más lo reprimía. En ese entonces estaba terminando mi escuela secundaria y lo único en lo que pensaba era en buscar la forma para disimular mi homosexualidad. Buscaba chicas para estar temporalmente y a su vez, cuando no encontraba, buscaba excusas tales como "estar soltero es lo mejor que hay" o "yo prefiero vivir mi adolescencia solo, para compromisos ya habrá tiempo..."

Cierto día de marzo, en el año 2005, me levanté de mal humor. En mi cabeza estaba la idea de dejar de ser lo que hasta ese momento era: un reprimido. Casi sin pensarlo, y ya en ese momento, por inercia, me metí al chat que ultimamente estaba frecuentando. Me puse a hablar con un chico de Entre Ríos, una provincia de Argentina costera del Rió Paraná, pero que estaba habitando en Buenos Aires temporalmente. Ahora si quisiera recrear la charla que tuvimos ese día, sería algo como esto:

Yo: Hola!

Él: Hola como andas? edad?

Yo: Todo bien, vos? tengo 18 años, vos? de donde sos?

Él: de Entre Rios, pero estoy viviendo unos días en Buenos Aires, en Belgrano... vos? ah! y tengo 25 años.

Yo: Yo soy de Capital Federal, muy cerca de Belgrano. que andabas buscando?

Él: Sexo

Yo: ah, solo sexo?

Él: si, la verdad es que si, no quiero relaciones ni nada por el estilo.

Yo: Okey, esta todo bien! yo la verdad que nunca tuve nada con nadie, de hecho ni siquiera salí a tomar algo con un chico, ni nada parecido.

Él: Ahh... si quieres podemos juntarnos a tomar algo y ver qué onda.

Yo: estaría bueno, que se yo... y por que estas aca en Buenos Aires?

Él: es una larga historia. Si quieres mañana cuando venís te cuento.

Yo: Okey, dale... te repito que nunca estuve con nadie... es todo nuevo para mi.

Él: mira, yo no te voy a insistir, sé que es una etapa jodida y difícil, pero si quieres podemos charlar y estar juntos. Asique yo te paso mi teléfono y mañana me llamás.

Yo: Okey, no se si voy a poder porque tengo el recital de Lenny Kravitz.

Él: Bueno, esta bien, vos me llamas cuando salís, no importa la hora... yo estoy en casa solo, no hay drama.

Así fue, esa noche me pasó su numero de teléfono, yo lo agendé (nunca lo había hecho con nadie), nos intercambiamos algunas fotos para conocernos y me gustó. De golpe me imagine su cuerpo de músculos trabajados que la foto mostraba sobre el mio y una extraña sensación de placer recorrió mi cuerpo. Ese día quería concretar mi primer encuentro. Sin pensarlo, me organicé y quedé en llamarlo al día siguiente, antes del recital para arreglar.

Para ir al concierto de Lenny Kravitz, me tenia que encontrar con una amiga de mi hermano que era la que conseguía los Tickets gratis, asique tenia que caminar unas cuantas cuadras... durante una calle pensaba "el próximo teléfono publico que encuentro, lo llamo" y a la siguiente "no, es una locura! yo no puedo hacer esto!". Mi destino se acercaba y finalmente encontré un teléfono en un quiosco y sin pensarlo ( realmente si lo hubiese pensado no lo hubiera hecho), lo llamé. Hablamos y no me pareció nada del otro mundo, aunque nervioso estaba yo. Me paso la dirección, que incómodamente yo anoté en un papel... corté y me tomé el colectivo con la amiga de mi hermano que estaba esperándome.

Durante el recital no pensé en nada... simplemente en que me gustaba mucho la música que escuchaba y que la noche ventosa en combinación con temas como "American Woman" o "Calling all angels" era una maravilla. El recital terminó, las luces se prendieron y había llegado mi hora. Cada minuto que pasaba, mas asustado me sentía... el cuerpo me temblaba, tenia miedo. Fui hasta mi casa, me bañé y me arreglé un poco. Mientras el agua me caía sobre el cuerpo pensé en no ir... y mientras me ponía perfume también. Pero algo me llevaba a continuar con mi objetivo.

El viaje en taxi hasta la casa del chico es una nube para mí. No recuerdo cuanto pagué, por qué camino agarro el chofer ni qué se me cruzaba por la cabeza. Pero cuando menos lo esperaba, estaba parado en la puerta del edificio donde vivía... 5 to "A" y a esperar.

En el momento en que bajó del ascensor y lo vi acercándose hacia mí a través del vidrio para abrirme la puerta, en ese transcurso, lo mire de arriba a abajo y lo sentí sobre mi cuerpo teniendo sexo con furia... la idea me encantaba, pero estaba cometiendo la inconsciencia mas grande del mundo, estaba violando aquellas leyes que había enseñado en mi casa: no hables con desconocidos, no entres a casas que no conoces, siempre alerta. Pero cuando caí en la cuenta, ya era tarde, estaba en el ascensor subiendo.

Gracias a Dios me tocó una buena persona. Hoy en día lo pienso y sé que lo seguiré pensando, pero podría haber dado con un loco o un sexopata o un violador, cosas que hoy son comunes acá y en todos lados... fue una locura que me salió bien.

Entramos al departamento y era lindo, cálido y bien iluminado, con luces de todo tipo. Me senté en un sillón que estaba frente a un televisor, que aunque prendido, mudo y Pablo me sirvió un café. Me lo tomé tan rápido que pude sentir como el calor se apoderaba de mi cuerpo. Charlamos un poco y me dijo: vamos a mi habitación, agarrate los puchos...

Fuimos a la habitación y yo estaba quieto, casi inmóvil. Sentía miedo, nerviosismo y la vez ansiedad de besarlo. Me gustaba él, me gustaba su cuerpo, me gustaba la idea de estar ahí, pero enseguida aparecía la contradicción del miedo y querer salir corriendo. Me senté en la cama contra la pared y el en una silla. Charlamos un buen rato acerca de la vida, de sus cosas, de las mías. En determinado momento se paso de su silla hasta donde estaba yo y se sentó al lado mio. Me miró y me dijo que hacia mucho tiempo que no abrazaba a alguien. Y me abrazo. Y segundos después estábamos perdidos en un beso. Estaba besando la boca de un hombre, por primera vez en mi vida. Sentía que se estaba concretando aquel deseo que había tenido durante muchisimos años y quería más, quería entregarle mi cuerpo y sentir verdaderamente el placer que en ese momento creía merecer... pensaba que después de tanto sufrimiento había llegado el inicio de una nueva etapa. Ese beso termino, nos miramos a los ojos y le dije que no lo podía creer. Se enterneció y se paró, me paré al lado de él y otra vez un beso... un largo beso acompañado de abrazos y caricias... de golpe me di cuenta que estaba con alguien a quien yo no conocía, por que no sentía nada, pero me gustaba... era la oportunidad de liberar mi cuerpo y mi alma... de entregársela al perfecto desconocido que estaba tocándome, abrazándome y poco a poco quitándome la ropa.

Esa noche fue corta, fue hermosa... mi cuerpo experimento verdadero placer, tanto que me estremecía cada vez que su boca recorría mi cuerpo y exploraba partes, que para mi, eran nuevas... puntos débiles que nunca antes conocía. Hubo muchas cosas, muchas experiencias nuevas... mucho placer.

Llegó la hora y tuve que irme. Juro que me hubiese quedado años... pero lamentablemente tenia que volver, era tarde, muy tarde... cerca de las 8 de la mañana y mis padres ya iban a levantarse, aunque era domingo, pero podía suceder. Asique abandoné la velada feliz. Pero esa felicidad, extrañamente se perdió. Mi primer contacto social luego de haber estado con un hombre por primera vez, fue con el chofer del taxi. Sentí que en el momento en que me miro por el espejo retrovisor para preguntar hasta donde iba yo, pudo leer en mis ojos que a partir de ese momento yo era un homosexual oficial... era como si ese hombre pudiera estar mirando mi homosexualidad, como si sintiera el olor de mis hormonas; y alli comenzo la culpa, en ese preciso instante.

Llegue a mi casa cerca de las 9 de la mañana. Me saqué toda la ropa y me metí en la ducha... cuando la primera gota tocó mi piel, me sentí sucio. Desesperadamente me moje todo el cuerpo con el chorro mas fuerte que podía entregar mi baño y empapé mis manos de shampoo y luego de jabon y lo hice tantas veces quise, hasta sentir que todos los rincones de mi cuerpo estaban limpios. Al salir del baño, mirar la ropa que hasta ese momento había tenido, me dio una sensación de asco.

Me fui a dormir sin tratar de pensar en nada. Y mi mente comenzó a reprimir. Al despertar con los sonidos habituales de mi casa, supe que no volvería a ver a Pablo. Me sentía culpable, muy culpable por lo que había hecho. En ese momento hubiese querido volver el tiempo atras para evitar conocerlo. Me había gustado, la había pasado bien, pero sinceramente me sentia muy mal, con mucha culpa.

Los siguientes dias fueron normales. Pablo me buscó para chatear y yo le contesté... pero le dije que no quería volver a verlo. El se enojó porque había dicho que yo le había gustado, que había sentido algo especial conmigo, pero no hubo caso. La culpa hizo que reprimiera las ganas de estar con el, que estoy seguro, que eran muchas.

Y así fue como inicie mi vida sexual. Es paradojico, ya que en el momento en que se inició, comenzo una represion más agresiva que la que habia sufrido durante tantos años. Y ahi yace el problema, sentir culpa por cosas que no son verdaderamente malas o pecaminosas como lo impone la sociedad.

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